Rubén Expósito
Santa Cruz

Kirsten Taylor, una americana de 29 años, falleció de camino a un hospital.

Su esposo, Boby Taylor, declaró a las fuerzas de la ley que su mujer había sufrido una descarga eléctrica cuando se secaba el cabello y que rápidamente llamó a la policía.

Sin embargo, tras ser examinado el cuerpo de la esposa, se pudieron apreciar quemaduras en el cuerpo de Kirsten que no concordaban con la versión de los hechos dada por el marido.

La policía interrogó de nuevo a Boby Taylor y el afligido esposo terminó admitiendo que había conectado un cable con electricidad al cuerpo de su mujer como parte de un juego sexual, una práctica habitual en la pareja que hasta entonces no les había ocasionado problemas.

El marido fue encarcelado y se fijó una fianza de 100.000 dólares, la cual abonó 24 horas después de entrar en prisión. La oficina del fiscal estudia presentar una acusación formal por homicidio involuntario.

Hay amores que matan

LLamarlo involuntario es un poco trillado, el contacto con la electricidad no parece fortuito y aunque a priori se suponga que el marido no tenía intención de dañar a su esposa, ponerle un cable con electricidad y esperar que no vea a San Pedro es todo un ejercicio de fe, la lógica apuntaba del orgasmo al cielo, literalmente.

Fuente : El Mundo

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